Estímulos como herencia del pasado, un pasado que vive. La energía que se mantiene en el interior dotando de poderes a todos los seres, en este tiempo en que se desprenden de la realidad posibilidades para interactuar libres en un lugar rodeado de paisajes. Vegetaciones que emanan formas a lo largo de grandes distancias y germinan de un salto sobre la tierra, la misma tierra que conserva los relatos de su memoria. Un horizonte para aventurarse y perderse entre atmósferas fugaces, senderos que se dibujan y dejan rastros espirituales. Todo por recorrer los territorios alojados alrededor, atravesando la frontera entre un planeta y otro. Aventurarse en busca de la esencia.
Construcciones en un territorio donde ocurren cosas a la vez: una materia prima íntegra bajo el libre pensamiento, tribus de familias con rasgos inherentes asentadas en no tan lejanos lugares y una realidad impuesta, sofisticada y hostil. Un espacio idóneo para re-crear con ingredientes dispares y modelar a través de la experiencia sensible.
Elementos cotidianos que cobran vida, se transforman y se mezclan entre garabatos y monstruos salvajes. Una inmersión donde solo caben perspectivas imposibles y colores chillones, tonos que se elevan sutilmente hasta metamorfosearse en geometrías alegóricas.
El deseo por trazar nuevos mapas hacia ningún lugar.